domingo, 30 de mayo de 2010

Marosa di Giorgio

Cómo andás por los lejanos aparadores, cómo vas libremente, por los prados de mi infancia, allí dónde salían los soles de la medianoche, sombríos y dorados; dos o tres, o sólo uno, entre las negras copas, don pululan los ladrones…Y vas y a tu paso brotan las culebras, arrollándose y estirándose, blancas como espuma, con el sol, doradas; o de plata, como los muertos. Hasta que empieza el jardín inmemorial de los gladiolos, ante el que, siempre me arrodillé, llorando, sollozando…Pero sigues omnipotente, por encima de esa flores infinitas.
Te apoderaste de todo,
hasta de los recuerdos de cuando no te conocía.

de ¨La Flor de Lis

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