sábado, 31 de enero de 2009

La entrega

Cansada, embriagada de sentir el cuerpo encendido desnudo sobre las sabanas que recuerdan al que ya no esta, a la que ya no esta. Siento las presencias efímeras trato de no retenerlas, pero lloro al verlas partir. Lo que ocurre adentro nadie lo sabe. Lo que esta afuera desborda. Aquí me dejaron para que olvide y sin embargo cuestiono. El saber clava espinas sangrantes, deja marcas en el cuerpo, broncas de otros cuerpos que impactan. En posición fetal espero la llegada del suspiro de la existencia, el beso del porvenir. Mientras preparo el banquete para los comensales hambrientos, me tiro en la mesa, sus afilados cuchillos en mano. Soy suya, devórenme.
S.G

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