Los niños perdidos / by Tiqqun <3
sent by Leandro Quintero on Wednesday, July 21, 2010 at 8:05pm
Los niños perdidos son los huérfanos de todos los órdenes
conocidos. Bienaventurados los huérfanos, el caos del
mundo les pertenece.
Lloras por lo que has perdido. Lo hemos perdido todo, en
efecto. Pero mira a nuestro alrededor, hemos ganado hermanos,
hemos ganado hermanas, tantos hermanos y tantas hermanas.
Ahora, sólo esta nostalgia nos separa, y eso es algo
inédito.
Caminas, estás perdido; no encuentras en ningún lugar la
medida de tu valor; caminas, y no sabes quién eres y no tienes
valor, como el primer hombre.
Vas por los caminos.
Pero si no estuvieses tan perdido, no llevarías en ti esta
fatalidad de encuentros.
Huyamos, ya es la hora; pero te lo ruego, huyamos juntos.
Fíjate en nuestros gestos, la gracia que nace en el interior de
nuestros gestos; fíjate en nuestros cuerpos, cómo se intercambian
con fluidez, cuánto tiempo hacía que no se abatía
sobre el mundo tanta gratuidad.
Mira este abandono, cuan bueno es que nada pueda alcanzarnos.
Pero tú lo sabes, todavía hay muros contra ese comunismo.
Hay muros en nosotros, entre nosotros, que amenazan
sin cesar.
No hemos dejado este mundo.
Aún hay envidia, estupidez, el deseo de ser alguien, de ser
reconocido, la necesidad de valer algo y, peor aún, la necesidad
de autoridad. Son las ruinas que el viejo mundo ha dejado
en nosotros y que no hemos abandonado. A la luz de ciertos
proyectores, a veces nuestra caída nos produce la sensación
de una decadencia.
¿Adónde vamos?
Están las Cátaras, que detestan a los maridos mucho más
que a los amantes. Están los Gnósticos, que encuentran más
encanto en la orgía que en el apareamiento solitario. Está ese
obispo de la Italia del siglo quince que sostiene hasta la excomulgación
que una mujer que niega su cuerpo a un hombre que
se lo pide por caridad, comete un pecado. Están los Begardos y
las Beguinas, que viven en casas colectivas y que, en la extrema
desocupación, pasan a hacerse visitas. Están los Espirituales, que
aseguran que para los perfectos no existe el pecado; se llaman
hermanos y hermanas y para ellos San Valentín no celebra la
pareja, sino el día en que la dama puede ir con quien le plazca.
Y ahora están las metrópolis, apropiarse de lo inapropiable,
fingir que ignoramos nuestra perdición, jugar a ser hombre,
mujer, marido, amante, jugar a la pareja, ocuparse. Acomodarse
al más penoso de los infantilismos como la cosa más seria del
mundo. Olvidar, en un exceso de sentimientos, el cinismo al
que nos condena la vida en las metrópolis, y hablar de amor,
todavía y siempre, después de tantas rupturas.
¡¡¡ATTAC al estercolero!!!
Aquellos que dicen que otro mundo es posible y no acreditan
otra educación sentimental que la de las novelas y los
telefilmes, merecen que se les escupa a la cara.
No conozco estado más abyecto que el estado amoroso.
Entre amar y estar enamorado hay toda la diferencia entre un
destino que se asume y una condición que se padece.
Queremos extraer del amor toda posesión, toda identificación,
para ser por fin capaces de amar.
La cuestión es saber si el comunismo es la propiedad
colectiva o la ausencia de propiedad, para después saber qué
es la ausencia de propiedad. El modo como nosotros practicamos
el comunismo es el libre uso, es la puesta en común.
Decidir el libre uso de cierta cantidad de cosas que se poseen.
Lo que hacemos, mediante el compartir absoluto entre los
seres, es darle a la forma exterior de la propiedad un contenido
que la sabotea. Lo importante ahí no es el objeto compartido,
sino el modo contingente en que se comparte, que siempre
está por construir.
La orgía prueba solamente esto: que la sexualidad no es nada,
nada más que un cierto punto en la distancia entre los cuerpos.
LA ATENCIÓN como contenido terrestre de la idea de amor.
Si tuviese que definir el viejo mundo, diría que el viejo
mundo es una cierta manera de ligar los afectos a los gestos,
los afectos a las palabras, es una cierta educación sentimental
que, realmente, ya no queremos más.
Si tuviese que definir la orgía, diría que se da cada vez que
uno u otro perturba el vínculo existente entre los afectos y los
gestos, entre los afectos y las palabras, y que otros le siguen.
No hay “transición hacia el comunismo”, la transición
es la categoría del comunismo,
del comunismo EN TANTO QUE
EXPERIMENTACION.
Intentamos extraer del amor toda posesión, toda identificación,
para ser por fin capaces de amar.
En toda situación hay una cierta distancia que se da entre
los cuerpos. Esa distancia no es una distancia espacial, es una
distancia ética, es la diferencia entre las formas de vida. La
noción de amor, la intimidad, todo eso ha sido inventado para
que algo así ya no pueda asumirse, para que ya no se pueda
jugar con ella, para impedir a los cuerpos danzar y elaborar un
arte de las distancias. Porque toda distancia es una proximidad,
y toda proximidad es todavía una distancia.
Una cierta idea de juego, unida a la certeza de construir el
Partido, nos mantiene a igual distancia de la pareja y del sórdido
liberalismo.
Ya ves, el Partido son cuerpos, lugares, cuerpos que circulan.
Acuérdate, es en el fondo de la separación donde hemos
encontrado el comunismo. No podríamos compartir nada
que no quisiésemos compartir.
Si quieres, me gustaría mucho construir el Partido contigo,
en fin, si estás libre…